miércoles, 20 de abril de 2011

Brocales de pozos


Es muy frecuente que los primeros metros de los pozos mineros, se encuentren en terrenos poco competentes, rocas meteorizadas o incluso suelos. Por ello en la minería de los siglos XIX y principios del XX, y evidentemente en la anterior era frecuente revestir esos primeros tramos de mampostería de piedra o ladrillo o incluso sillares.
Según ha ido avanzando el siglo XX se sustituía la mampostería por el hormigón. Aun así encontramos pozos de los años 70 revestidos de forma artesanal en mampostería.
Desde el punto de vista espeleológico plantea el problema del anclaje de la cuerda. Si tenemos cerca algún árbol, entonces haremos un natural a él, colocando un antiroce en el brocal y a veces un desviador para centrar la cuerda. Si hay afloramiento rocoso colocaremos un anclaje al uso, aunque si tenemos un pozo revestido es porque el terreno que aflora no debe ser muy bueno.
Como se ha comentado no suele ser factible como se hace en las simas, una serie de anclajes y pasamanos en las cabeceras. Además no suele ser posible colocar fraccionamientos en los primero metros, salvo que tengamos sillares de grandes dimensiones. Los primeros anclajes tendrán que colocarse ya en la zona de roca viva.


Figura: descenso de un pozo de mina revestido y con brocal de bloques de hormigón. El pozo es del siglo XIX y el brocal reciente. Minas de S’Argentera. Ibiza (Foto cortesía J.J. Duran Valsero).

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