martes, 17 de mayo de 2011

¿Por que exploramos minas abandonadas?

Introducción al “medio minero”
Una mina subterránea es un hueco artificial creado por el hombre para extraer muy diversos tipos de substancias: carbón, oro, mármol, plomo, plata, etc. la imagen más habitual que el gran público tiene se una mina es el de una galería con portadas de madera (llamada entibado) donde aparece un minero empujando una carretilla por unos raíles. 



Figura: imagen típica que tiene el gran público de una mina: la galeria entibada en madera...(minas de magnesita del Puerto de La Cruz Verde, Madrid en la década de 1940)

Eso en realidad es un tipo particular de galería minera, pero las labores subterráneas pueden ser de muy diversa índole, la ingeniería de minas, se adapta a la distribución del filón, veta o masa que se pretende extraer y de tal forma a que se cree un hueco estable por si mismo o con la ayuda de refuerzos. Así en las minas encontramos cámaras, galerías pequeñas o grandes (donde hasta pueden transitar camiones), pozos y rampas.

Foto: rapelando el pozo del Rey (Konsgen Gruve) en las minas de plata de Kongsberg en Noruega. 450 metros de descenso en rapeles que el equipo de Ivar Berg realizo en dos dias. bajo el pozo se accede a la galeria general de arrastre de las minas de Konsgberg, buena parte de las cuales hoy en dia son turisticas. Trabajos de este tipo son los unicos posibles para investigar por ejemplo las galerias medievales colgadas que vemos en la fotografia (foto: cortesia Bjorn Ivar Berg)


En una mina hay lo que se denomina instalaciones exteriores, que suelen incluir una serie de casas u oficinas, talleres y muy habitualmente una planta donde se trata el mineral. Las galerías acaban (o empiezan, más bien) en bocaminas con sus instalaciones. 

Los pozos de haberlos, suelen tener castilletes donde se alojan las jaulas por las que descienden y suben mineros y mineral. Se complementa todo ello según las épocas con salas de lampistería, vestuarios de mineros, salas de compresores y bombas para achique de agua (con parte de la instalación en el interior).



Ruinas de las instalaciones exteriores de un pozo minero pequeño, la mina de Las Simonas en el Valle de Alcudia (Ciudad Real, España) de mediados del siglo XX. En la foto mi amigo Ramon Arenas, 2007.
En lo que respecta a la parte interior, los pozos presentan guías de hierro o madera para las jaulas, a veces tramos de escaleras y embarques de donde parten las galerías. Las galerías, que se dirigen hacia los cuerpos mineralizados a veces están reforzadas con piezas metálicas o cuadros de madera, son los entibados. 

Una vez llegamos al mineral, el hueco creado se adapta a cómo se encontraba originariamente distribuido el mineral, y si la roca que lo alberga es o no competente. Así según la mina encontramos cámaras en las que aparecen pilares de roca distribuidos, huecos verticales y estrechos siguiendo una veta, grandes cavidades, etc. originariamente los mineros se movían por andamiajes, escalas y o pocillos y rampas interiores, con un sinfín de estructuras metálicas y de madera para progresar por ellas.
El abandono y la posterior exploracion
Cuando ha transcurrido mucho tiempo desde su abandono, muchas minas se asemejan más a cuevas que a labores hechas por el hombre. Los entibados, andamiajes y estructuras se pudren o vencen y se acumulan en la parte baja de los pozos y cámaras. Se retira y se vende el hierro de los raíles y estructuras y se desmontan cuadros eléctricos y bombas. 

En el exterior, la maleza se adueña de las edificaciones, muchas son demolidas o dejadas a su suerte. Así el exterior puede ocurrir que se borre todo vestigio de la época de floreciente actividad. En el interior, al estar excavado y si no se hunde, toda la estructura minera sigue “en pie”, a veces sumergida bajo el agua. 

A decir verdad en muchos casos la parte subterránea de la explotación en la que mejor se conserva.
Y ahí esta la respuesta a la pregunta:

¿Cuál es el interés de explorar las minas abandonadas?

La respuesta:

Por su patrimonio y porque en minas antiguas es el mejor sitio para encontrar respuestas a las preguntas: ¿Qué mineral explotaban? ¿Cómo lo hacían? ¿Cuan de importante era la mina? ¿De qué época?
En las minas hay una enorme cantidad de patrimonio y que ha desaparecido frecuentemente en la parte exterior. Los trabajos mineros de interior son muy a menudo el único vestigio (a veces ingente) de la historia de una comarca, arrasados los poblados, casas de mina y las instalaciones exteriores. En el exterior parece que no hay nada, solo vemos un oscuro pozo de 2 a 3 metros de diámetro. Al bajar por él, en muchos casos un enorme universo se nos abre frente a nuestros ojos. 



Rafa Jordá bajando por la caña del pozo maestro de la mina San German en El Horcajo, Ciudad Real (España). Fuera ya no quedan ni rastro de instalaciones, descendiendo por el brocal del pozo maestro, nos damos cuenta de que si debio de tener importancia, al menos por la seccion del pozo y los arcos de mampostería.

Sencillamente es impresionante la cantidad de patrimonio geológico y minero que podemos encontrar a nuestro alcance si accedemos a las labores subterráneas ya abandonadas. 

Claro esta la premisa es un conocimiento de técnicas espeleológicas y “saber interpretar” los signos de la mina, el estado de galerías y fortificaciones, a menudo incluso descender con medidores de oxigeno y gases nocivos.
Foto: galeria en el pozo la Española, en las minas de Los Guindos, La Carolina (Jaen). Nortese el derrumbe de material arenizado de la clave.



Foto: cerchas metalicas en el paso de una zona karstificada con abundante agua en el interior de la mina de Aliva, Primer nivel, acceso al enganche del pozo
Las técnicas a emplear en la “espeleología minera” son las mismas que en la espeleología convencional “de cuevas”. Hay que prestar mucha atención pues suele haber profusión de elementos metálicos que pueden cortar las cuerdas y dañar el equipo. Además, al contrario que en las cuevas, las galerías y pozos presentan aristas y bordes afilados en la propia roca, frente a las formas suaves y erosionadas de las formaciones kársticas. No en vano una cueva lleva miles de años evolucionando frente a unas decenas, a lo sumo pocos cientos de años de las minas. Casi se puede decir que la más antigua de las minas es más joven que la más modera de las cuevas.
Las minas tienen algunos elementos intrínsecos que se deben de conocer y que en algunos casos pueden salvarnos la vida. Su desconocimiento puede desembocar en tragedia. 

Los pozos son casi siempre verticales y suelen excavarse, cuando se puede, en terrenos de buena calidad. Sin embargo es bastante frecuente que en los primeros metros se atraviese la parte más meteorizada del macizo rocoso o bien suelos, por ello estos primeros metros suelen estar revestidos de piedra o ladrillo, continuando con brocales de mampostería o fábrica. De ahí, desde el punto de vista espeleológico la dificultad de hacer fraccionamientos en las cabeceras de estos pozos.



Fotos: dificultad en la instalacion de un fraccionamiento en roca sana: Se ha buscado un enorme mampuesto de roca. Ramón Arenas instalando en el descenso de los ochenta metros del pozo maestro de la mina de cobre abandonada de Pardos en Guadalajara.
Del pozo parten galerías hacia las zonas donde aparece el mineral (filones y masas o bolsadas). A la intersección de estas galerías con los pozos se le denominan enganches. 

En las minas más modernas se asemejaban a rusticas entradas a ascensores, donde los raíles de las vagonetas desembocaban junto a las guiaderas del pozo. En las minas mas antiguas los tiros eran “volados” y los mineros y  minerales descendían y subían por grandes canastos que quedaban suspendidos a cierta distancia del embarque.



Foto: enganche al pozo interior de la mina de Aliva. 
Una vez abandonada la mina, el enganche y toda la galería se va degradando de tal modo que solo quedan dos huecos, cuando re exploramos el primero debe de hacer un péndulo para poder entrar en la galería desde el pozo.

ir a "enganches" en glosario de speleominas
No debemos olvidar que salvo los “Soplaos” las minas son cavidades artificiales, toda ella abierta a pico o explosivos por la mano del hombre. Las minas no se hicieron para permanecer toda la eternidad, aunque algunas parece que si. Se abrieron los huecos para ser estables por un tiempo limitado: el de la duración de la mina. Salvo en terrenos muy duros, como el granito, gneis y según que tipo de calizas y dolomías, las minas y galerías han requerido el refuerzo y sujeción de muchos tramos.
Cuando la mina funcionaba existía la figura del “vigilante”, cuya función era la de verificar el estado de la mina y reportar las incidencias al ingeniero, director facultativo. Cuando había algo anómalo, se actuaba.
En una mina abandonada, nadie ha verificado nada en años, a veces siglos y muchos elementos inestables pueden estar esperando a la más mínima vibración para caer. Por ello el que re explora una amina debe de estar en condiciones de evaluar el estado de la misma y juzgar si es factible continuar. De lo contrario estará poniendo su vida en peligro y la de todo su equipo.


Uno de los elementos singularmente mineros y mas universalmente conocidos es la entibación o fortificación. Se trata del refuerzo de galerías mediante maderas, hierros y mampostería. Cuando una zona presenta roca de mala calidad, al ir excavando se van colocando “cuadros” de madera o de hierro (cerchas) para sostener los empujes del terreno. En otras ocasiones se construyen arcos de ladrillo, piedra u hormigón para realizar las mismas funciones, normalmente en zonas de bocamina.
Cuando el terreno es de buena calidad (resistente) entonces no se coloca entibación. Pero ojo, no debemos de olvidar que el no colocar una entibación fue una decisión del minero en su momento, antes una situación concreta, puede ocurrir que la roca se haya degradado, que el agua haya fluido y alterado o debilitado el macizo, y hoy día si que haga falta un refuerzo. 

Debemos de estar en condiciones de juzgar esto. De lo que no hay duda alguna es de que si encontramos tramos con entibación y peor aún hundidas es síntoma de que atravesamos terrenos inestables y potencialmente peligrosos.


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